Del Amor, la Alegría, la Tristeza y más

    ¿Y si te dijera que estoy enamorada del amor?
  Me preguntarías ¿qué es el amor? Es mucho lo que se ha dicho y escrito sobre el amor, resulta complejo definirlo.
  Entonces me preguntarías ¿quién es el amor? Podemos decir que Dios es amor. Y si creemos que Dios está en todo y en todos, entonces podemos hallar el amor en todo y en todos. Sin embargo esto sería la panacea, y nuestra existencia se parecería más al paraíso que a la realidad de esta tierra. De todos modos podemos hallar el amor en mucho y en muchos. Y si profundizamos un poco más, puedo decirte que cada uno de nosotros es templo de Dios, con lo cual podemos buscar el amor en nuestro interior.
  A veces se puede sentir o imaginar ese amor en el centro del pecho, en un lugar sagrado que no es físico sino espiritual. Otras veces se puede sentir en la totalidad de nuestro ser, abarcando no solo lo físico de nuestro cuerpo, sino el todo.
  Pero no importa donde lo sientas o lo imagines. Lo que importa es que ese amor es el que da paz, que da sosiego, que nos comunica con la creación, que nos eleva a lo divino, es el amor que nos une con el otro cuando en el vínculo el primer y gran ausente es el ego.
  Por eso entonces le escribo y le canto al amor en sus infinitas facetas.
  ¿Y que hay de la tristeza? ¿Es, acaso, que nos entristece la falta de amor, el amor perdido, el objeto de amor que se ha ido? ¿O será como algunos dicen que la tristeza es una sensación ficticia producto del apego, fruto del ego?
  Lo que sí es cierto es que la tristeza es una emoción tan personal e intransferible que solo quien la padece comprende lo que siente.
Por lo pronto, la alegría que proviene de sentirnos amados, de estar en paz con nosotros mismos y con lo que nos rodea, es un bien preciado que no se compra ni se vende. Esta alegría no implica la ausencia de dificultades sino que más bien consiste en establecer un vínculo con las dificultades desde otra perspectiva. Cuestión esta, que muchas veces no nos resulta fácil.

  Al menos esta es mi humilde y sesgada apreciación.

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