Es maravilloso y atrapante meditar acerca del
hombre, no como género masculino sino como “ser”. Hemos sido creados a imagen y
semejanza de Dios. ¿Acaso eternos e infinitos? Si algo es cierto es que nuestra
necesidad de felicidad es prácticamente infinita. Nada hay en esta vida que
pueda saciarla, siempre falta un poco más. Somos peregrinos en búsqueda del
gozo eterno.
Nadie pudo desechar la propuesta de estar en
esta vida, pues a nadie se lo interrogó. Ninguno de los mortales pudo elegir su
sexo, sus características y cualidades físicas, psicológicas ni intelectuales,
sus padres, su país. Difícil resulta descubrir la misión que pensó para cada
uno de nosotros el Creador. ¿Y si no nos hubiese creado? Se podría decir que
hubiese sido más sencillo, sobre todo cuando uno reniega de su condición. Sin
embargo aun cuando la vida nos resulte un valle de lágrimas, el solo hecho de
Ser es un don que jamás podremos terminar de agradecer.
VMRR
Foto: IMRR. Diseño imagen: VMRR
