Exuberante. Como la selva, así es la mente.
Pensamientos e ideas por donde sea, emociones que florecen, sensaciones
que germinan, crecen, se multiplican. Soles de alegría, nubarrones de
tristeza, chaparrones de dolor, vientos de certeza.
Y en la exuberancia selvática un camino serpenteante de expresión que
recorre lo imposible, valiéndose de letras para tratar de traducir todo eso que
sucede, todo eso que es la exuberante selva del ser.
Muchas veces las palabras alcanzan, otras veces resultan insuficientes.
Tantas más las palabras sobran para llegar al otro, tocar su alma.
¡Qué buen camino de exuberancia, poder expresarnos con las palabras!
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