Algo
más para disfrutar de F. L. Bernárdez:
Silencio
No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar,
quédate mudo:
que un silencio sin fin
sea tu escudo
y al mismo tiempo tu
perfecta espada.
No llames si la puerta
está cerrada,
no llores si el dolor es
más agudo,
no cantes si el camino es
menos rudo,
no interrogues sino con
la mirada.
Y en la calma profunda y
transparente
que poco a poco y
silenciosamente
inundará tu pecho de este
modo,
sentirás el latido
enamorado
con que tu corazón
recuperado
te irá diciendo todo,
todo, todo.
Fuente
Imagen: VMRR
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