Tres años. Demasiados
para no tenerte entre nosotros. Escasos para lograr que te olvide.
Sólo tres años, una
eternidad de distancia. Y tu muerte, que lejos de ser una carga de la cual
librarse (¿es el duelo una mochila?) es una ausencia, un vacío que nada ni
nadie puede llenar.
¿Adónde estás Pa? Te has
quedado en mi corazón, pero eso no basta cuando necesito tus palabras, tus
consejos, tu abrazo fuerte y apretado, tu rudeza y a la vez tu profundidad,
sensibilidad y sabiduría.
Hace ya tres años. Hoy
escribo entre lágrimas porque no estás, aquí no estás. Nos queda tu esencia,
todo el amor y pasión que pusiste a cada instante. Ennoblezco tu nombre y te
agradezco por todo.
¡Gracias Papá!
Victorina
Junio de 2015
Muy Lindas Palabras!!!
ResponderBorrarGracias!!! Aún así es difícil expresar todo lo que siento (sentimos) por él. Si no se hubiese ido tan pronto ...
Borrar